Mi abuela vivió en una corrala hasta que murió, y los últimos años fueron espantosos: fachadas y techos apuntalados, grietas, humedades... y nadie le ponía remedio. Era su casa de toda la vida y no la quería abandonar. Ojalá su fantasma sobrevuele la mala conciencia de los causantes, porque conociéndola sé que no se rinde ni muerta.
Mi abuela vivió en una corrala hasta que murió, y los últimos años fueron espantosos: fachadas y techos apuntalados, grietas, humedades... y nadie le ponía remedio. Era su casa de toda la vida y no la quería abandonar. Ojalá su fantasma sobrevuele la mala conciencia de los causantes, porque conociéndola sé que no se rinde ni muerta.
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