Tiene 75 años y ha dejado a toda Armenia sin Internet porque se le ocurrió cortar un cable. Pero no era un cable cualquiera.
La abuelita buscaba cobre para vender como chatarra y encontró una conducción de fibra óptica que le debió parecer un tesoro. Así que, ni corta ni perezosa, lo cortó y se llevó un buen trozo. Creía que nadie iba a darse cuenta, pero al instante el 90% de los usuarios de internet de Armenia vieron cómo la señal de red se interrumpía sin razón. La abuelita acababa de dejar al país sin comunicación: aquel cable tan atractivo era el que llevaba la señal de Georgia a Armenia.
Los responsables de la empresa de comunicaciones, Georgian Telecom, no se lo explican, porque el cable estaba enterrado en el suelo. Debe ser que la abuelita era toda una saboteadora. A partir de ahora, tendrán que cavar más hondo para proteger sus conducciones porque la vida está muy achuchada, y las abuelas de Georgia, en lugar de hacer galletas a los nietos, se dedican a malvivir de la chatarra.
Aunque la noticia sigue siendo que 2,3 millones de usuarios no pudieron navegar durante un buen rato.
Paradójico.
Típico de ese tipo de países, aunque no dudaría ni un instante que pudiese ocurrir en España...
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