La superabuela al rescate.
Hace unos días 6 cacos intentaron robar en una joyería inglesa. Dentro del establecimiento, los empleados se cagan de miedo, se aturullan y no dan pie con bola. Sin embargo, ese es su día de suerte, porque desde el otro lado de la calle, una abuelita ve a los ladrones, se indigna por lo que están haciendo y se lanza al rescate.
¿Parodia? ¿Guión de cámara oculta?
No, realidad pura y dura.
La defensa de lo justo y la lucha contra el abuso no es solo cosa de las películas. Es también una actitud generacional perdida en nuestros tiempos, pero que aún siguen conservando algunos seres humanos educados en los valores de la decencia, el respeto y lo adecuado.
Como se puede ver en el vídeo, hay otras personas que pasan cerca de los maleantes, pero siguen su camino sin hacer nada. Sin embargo esta viejita del abrigo rojo se lanza como Superman desde la otra punta de la calle y se lía a bolsazos con todo el que se ponga por delante.
Desenlace: los cacos se dan a la fuga con algún que otro moratón, y un par de ellos son atrapados después de caer al suelo.
No hay mejor prueba que esta para demostrar que poder es querer, y que cuando la razón te asiste te sientes con fuerzas para cualquier cosa.
Los creyentes dicen que Dios hizo el mundo en seis días, y al séptimo descansó. Pero si Dios es Dios, no conoce el cansancio. Así que lo más seguro es que en el séptimo día se dedicara a crear a las abuelas, unos seres siempre dispuestos y a prueba de cualquier cosa. Por supuesto, habrá quien opine lo contario.
Sin duda este ejemplo de valentía engrandece a una generación que sufrió mucho y supo levantarse después de cataclismos como la Segunda Guerra Mundial. Creo que pocos jóvenes intervendrían en abortar robos a plena luz del día. Es una pena, el miedo y el individualismo nos debilita hasta el punto de despreciar las desgracias ajenas: total, si no me pasa a mí.
ResponderEliminar¡Que tiemblen los superhéroes, ha llegado la Super-abuela.
ResponderEliminar¡¡¡Qué valor, qué dignidad!!!hay personas hechas de una masa especial que, cuando presencian una injusticia, se lanzan sin pensar en las consecuencias. Mi padre era así y lo digo con ENORME orgullo, porque, yo, con 8 años presencié cómo se enfrentó él solito a un montón de gamberros arriba de un tren. ¡Brindo por vos, papá, que estabas hecho de la misma masa que esa abuelita!¡¡Tu hija te recuerda!!!
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