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SÚPER MEMORIA: ¿DON O CASTIGO?


A menudo, cuando alguien muere en las películas, su vida entera desfila por su memoria en décimas de segundo.
En eso consista la HIPERMNESIA: recordarlo absolutamente todo, un fenómeno que se da no solo en solo en situaciones extremas, sino de forma permanente en algunos mortales.
Creemos que el cerebro de robot no es posible en los humanos, pero nos equivocamos.
Ya Borges creó en los cuarenta un personaje, Funes el memorioso, aquejado de este curioso "síndrome del sabio". Pero en la ficción las cosas siempre adquieren un carácter de ensueño que en la realidad no tienen. 
Actualmente hay muy pocos casos documentados, aunque todos hemos oído hablar de gente que sabe calcular como una máquina o puede recordar listados interminables de conceptos o números. Se trata de ejemplos curiosos. Pero la realidad es muy distinta.
Una persona con hipermnesia recuerda todos los detalles de todos los días de su vida, hasta los más insignificantes. Los buenos y los malos. Minuto a minuto. Y no puede olvidarlos.  
En realidad, todo aquello con lo que entramos en contacto se almacena de alguna forma en nuestro cerebro, pero en casos normales solo recordamos un número limitado de vivencias importantes en nuestra memoria a largo plazo, y el resto puede surgir puntualmente bajo los estímulos adecuados (una fotografía, un objeto, etc.). En casos de hipermesia nada se olvida ni necesita estímulo para ser recordado. Está siempre a mano.
En cuanto a la memoria a corto plazo, la vamos borrando conforme utilizamos sus datos y dejan de sernos útiles. Eso es lo que no puede hacer un hipermnésico: borrar datos.
Siempre se ha dicho que utilizamos como máximo un 10% de nuestra capacidad cerebral. Tal vez los hipermésicos utilicen mucho más. ¿Pero qué sentido tiene recordar al detalle experiencias traumáticas y revivirlas segundo a segundo sin olvidarlas nunca?
Por si alguien quiere comprobarlo, recientemente se ha presentado un documental sobre el tema: Unforgettable, de Brad Williams, basado en la experiencia de su propio hermano Eric, uno de esos pocos seres con hipermnesia en el mundo.
Por si tenéis curiosidad, otro ejemplo es Rick Baron
La súper memoria puede ser útil para ganar concursos de televisión, prescindir de Google en nuestras búsquedas, aprobar con la gorra todos los exámenes o no necesitar una agenda. Pero nuestro cerebro es inteligente, aunque nosotros no lo seamos. Y en ocasiones, la capacidad de olvidar puede ser tanto o más valiosa que la de recordar.
Hay dones que no se pueden envidiar.
Desde aquí, un apoyo sincero a los reurocientíficos, que tanto nos han desvelado en las últimas décadas sobre nuestra propia naturaleza. 

2 comentarios:

  1. Curioso post el tuyo, Andrea. Unos tienen tanta memoria y otros tan poca... eso me hace recordar a nuestro ínclito presidente de gobierno, el Sr. Zapatero, que le podía haber tocado un poquito de ese trastorno, ya que nunca se acuerda de lo que nos dijo apenas unos días antes.

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  2. Hombre, pues el lado positivo está guay, pero lo de revivir todas las nueras, traumas y malos momentos da un poco de yuyu, ¿no?
    Claro que si existe el Alzheimer, que es un poco lo contrario, ¡cómo no va a existir la super memoria!
    el cerebro es un laberinto mayor que cualquier galaxia. Por un lado, qué reto que aún no lo conozcamos bien. Siempre quedarán cosas por hacer.
    Complejo animal el ser humano

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